Bien lo dijimos al terminar la primera temporada, Westworld no es para todos. En su momento dijimos que el laberinto, acertijo central de la historia, era la barrera que había que sortear para seguir esta serie; si nos carcomía la curiosidad y nos esforzábamos junto con Dolores por resolver aquella adivinanza, con toda seguridad esta era una historia para nosotros. Para aquellos que realmente el laberinto les sonaba a balbuceos pseudointelectuales, probablemente no hay balazos y desnudes suficiente que los mantenga prendidos capítulo a capítulo.

Cada vez es más evidente que Westworld no es el heredero de Game of Thrones, en todo caso sería el heredero otra gran serie de HBO con un nicho pequeñito aunque poderoso: The Leftovers.

En sus dos primeros capítulos, la segunda temporada ha demostrado que mucho a cambiado, pero que hay cosas que no van a cambiar. Lo más interesante de lo que ha cambiado es que ahora estamos en presencia ya de un full western. Mientras que en la primera temporada la acción se centraba en la iluminación de la inteligencia artificial, esta temporada la acción es la venganza de la inteligencia artificial. Y esta viene con monólogos al horizonte incluidos. Dado que ahora los balazos son de a deveras, existe un nuevo sentimiento de peligro entre los personajes. Y el espectador lo siente, ahora nuestro personaje favorito (coff–hombre de negro–coff) puede morir en cualquier momento… o sea no de este lado del cuarto plano, pero sí digéticamente. Aquello que no ha cambiado y probablemente no lo hará, ya que Jonathan Nolan se va a morir antes que traicionar su modus operandi, es ese suspenso intelectual, apoyado en diálogos por momentos rayando en lo Wachowski, que son interesantes solo para aquellos fans de la ciencia ficción de Kubrick y Tarkovsky (sin equiparar nada ni subir a nadie a ningún estatus que haga llover reclamaciones).

Westworld es ciencia ficción de verdad. Pura y dura. Por eso tal vez es que no tenga una audiencia tan extensa como se le pudiera promocionar. Pero a final de cuentas es una serie con una producción excelsa, y más que nada con un elenco de primera calidad, mencionando primero por supuesto a la reina del lugar Evan Rachel Wood, pero también al veterano Ed Harris y por derecho propio a Thandie Newton y Jeffrey Wright.

Espero que como yo, disfruten tanto de esta serie, regalo de HBO nuestra señora protectora de las series. Y si lo hacen, es porque seguro son fans acérrimos de la ciencia ficción, de esa que surgió en la literatura.

 

 

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