El año que se vivió en el cine nacional no debe de sorprender a nadie. Solo era cuestión de poner atención a la programación de los múltiples festivales de cine que suceden en la extensión de nuestro país, o bien reconocer la labor que existe en las instituciones dedicadas a la enseñanza del cine, para darnos cuenta que se estaba formando una masa crítica con las producciones de cine nacional. También, este año, el altísimo nivel que surgió de las entrañas de la industria nacional recibió la ayuda mediática de uno de los grandes, uno de los profetas que regresó a su tierra a hacer cine 100% mexicano. El volumen de la industria nacional que se genera crece año con año, así como el interés y la participación del público. Y aunque siempre lo hemos dicho, que aún existe una brecha entre el cine que se genera para el público y el cine que se genera para los festivales, la transformación en la distribución de cine notablemente ayudó a que, si bien no se rompiera con el paradigma del nicho, sí se expandiera ese nicho a lugares donde las salas de cine no tienen el poder de llegar, pero sí la pantalla de una computadora. Es un poco preocupante pensar que este momento que vive el cine nacional pudiera ser truncado por una política pública miope hacia la cultura, que no sepa reconocer el verdadero valor, tanto económico como estructural para una sociedad, de una industria como la del cine. Ojalá y solo sean temores y el cine mexicano siga su asenso hacia una nueva preponderancia.

 

 


 

 

10. X500
Director: Juan Andrés Arango

 

La mezcla de situaciones extremas como el fenómeno migratorio, la adolescencia o la búsqueda de la identidad son motivos que orillan al colombiano Juan Andrés Arango a escribir y dirigir X500, una coproducción entre México, Colombia y Canadá que cuenta la historia de tres jóvenes (CDMX, Buenaventura y Montreal respectivamente) que han migrado luego de sufrir la pérdida de un ser querido. Pese a no ser una producción cien por ciento mexicana, sí explora temas que a bien se han instaurada en la problemática de la juventud mexicana que en pos de mejorar su calidad de vida, también se adaptan a mezclar sus raíces con nuevas culturas.

 

Qornelio R.

 

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9. Los Adioses
Director: Natalia Beristáin

 

Natalia Beristáin es una de las jóvenes directoras mexicanas más queridas dentro de este renacer del cine mexicano. Este año estrenó su segundo largometraje, un homenaje a una de las figuras más importantes dentro de la cultura mexicana contemporánea de quien tal vez el público en general no sabía lo suficiente (y tal vez de ahí parte la importancia de su obra), la poetiza Rosario Castellanos. Además del valor histórico del relato, la directora nos entrega una reflexión sobre el amor, la intimidad y la batalla del género femenino para hacerse un lugar entre el éxito y su rol en la sociedad. Los Adioses es una película que no podía demorarse más en llegar y lo hace de la mano de una realizadora que supo entregar la nota justa.

 

Santiago P.

 

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8. Tamara y la Catarina
Director: Lucía Carreras

 

La directora mexicana Lucia Carreras entregó en Tamara y la Catarina una cinta entrañable, humana y tierna sobre la invisibilidad social, la desigualdad y la sororidad. La historia cuenta de una mujer con discapacidad mental, una mujer de tercera edad y una niña pequeña que se acompañan mutuamente entre los paisajes grises de la Ciudad de México, sus sonidos, sus postales y sus problemas del día a día, donde la solidaridad femenina forma una resistencia contra la estructura social encargada de invisibilizar a estos personajes. Con este su tercer largometraje, la realizadora reafirma su posición como una de las directoras que mejor saber retratar la calidad humana en personajes no del todo cotidianos. Sin duda una cualidad envidiable.

 

Qornelio R.

 

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7. Ana y Bruno
Director: Carlos Carrera

 

Ana vive con su madre en un siniestro hospital psiquiátrico. Entre rumores, se habla del tercer piso, un lugar que Ana tiene prohibido. Finalmente, es una niña y, tras encontrar en los pasillos a seres peculiares, también inquilinos del hospital, sube al tercer nivel. Ahí conoce a Bruno, una suerte de duendecillo que junto a otros personajes transitarán entre los límites de la imaginación y la locura.

Carlos Carrera es quizá el director más experimentado en esta lista, y da gusto que en la más reciente iteración de su ilustre trayectoria el realizador haya buscado reinventarse, acudiendo a un género nada sencillo de producir en nuestro país. Nada como salirse de la zona de confort no solo para mantenerse relevante, sino para demostrar la profundidad del talento, el cual queda en manifiesto que aquí sobra.

 

Talia T.

 

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6. El Club de los Insomnes
Director: Joseduardo GiordanoSergio Goyri Álvarez

 

Mientras la ciudad duerme, hay tres personas que, por distintas razones, no pueden conciliar el sueño. Una aspirante a fotógrafa, un oficinista y una veterinaria se encuentran en una tienda de conveniencia para compartir la noche. Cada madrugada, una persona diferente llega a comprar, cada madrugada una posible historia y un fragmento de los personajes principales se revela para poder, quizá en un punto, recuperar su vida y su sueño. El Club de los Insomnes es justamente ese eslabón que siempre buscamos en el cine nacional, una cinta con la calidad que solo los verdaderos apasionados del cine saben imprimir, de la mano con una historia que sepa enganchar a su público y tenga algo qué decir. Desafortunadamente, detrás de esta película también hay una historia de lo difícil que es hacer este cine en México, algo que sin duda la cinta misma está ayudando a cambiar.

 

Talia T.

 

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5. Tiempo Compartido
Director: Sebastián Hofmann

 

Sebastián Hofmann presenta en Tiempo Compartido una tragicomedia que expone la falsedad de esa ilusión clasemediera, las estafas piramidales de la industria hotelera y la neocolonización de las tierras mediante gigantes globales de capital atascado. Con un estilo y discurso que recuerda a otros edificios hipnóticos como el hotel de La Langosta (Lanthimos, 2015) o el Overlook en El Resplandor (Kubrick 1980), pero con influencias lyncheanas, la refrescante crítica que Hofmann entrama bajo el brazo de la comedia negra, llega como chapuzón de agua fría tanto para el cine nacional como para la toma de conciencia de buena parte del público. La película brilló en el extranjero, al llevarse el premio especial del jurado al mejor guion en el festival de Sundance, donde tuvo su estreno mundial.

 

Qornelio R.

 

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4. Hasta los Dientes
Director: Alberto Arnaut

 

Hasta los Dientes pareciera ser el representante más reciente de ese género tan necesario pero que tanto nos azota a los mexicanos año con año: el de la denuncia de la interminable violencia en nuestro país. No hay nada que reclamarle a los realizadores, que nos mantienen presentes en la realidad nacional a través del arte. En esta ocasión, el documental que relata la ejecución de dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey por parte del ejército llega ominosamente cuando la nueva administración federal quiere militarizar el país mediante una reforma constitucional que instale al ejército al cargo de la seguridad pública del país. Desafortunadamente, Hasta los Dientes, aunque tal vez la más curada y elocuente, es tan solo una de muchas instancias de evidencia que relatan el tremendo error histórico que eso significaría para un país que no puede más con este castigo, que lleva ya más de una década.

 

Santiago P.

 

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3. Sueño en Otro Idioma
Director: Ernesto Contreras

 

Sueño en Otro Idioma fue la película mexicana que salió victoriosa en los premios Ariel de este año, con seis galardones, llevándose entre ellos la categoría de mejor película ante un campo repleto de talento. La película es una mezcla entre drama, nostalgia y fantasía, para la cual inclusive se manufacturó un idioma nuevo, testigo de la pasión y el talento que se le infundieron a esta producción. Sueño en Otro Idioma es una película de altísima calidad, pero también con una historia entrañable, la cual le valió el premio del público de la sección internacional del Festival de Sundance del 2017, donde tuvo su estreno mundial.

 

Santiago P.

 

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2. Roma
Director: Alfonso Cuarón

 

Al momento en que se escriben estas líneas, ya tenemos el primer veredicto popular sobre Roma, al haber pasado más de quince días desde su estreno en Netflix. Es casi imposible generalizar un consenso sobre el recibimiento que tuvo Roma en el país, excepto que sin temor a equivocarnos (aunque a ojo de buen cubero) podemos decir que la película fue vista por muchísima más gente a que si esta hubiera tenido una distribución tradicional en cines. Roma estuvo a disposición de todo aquél que tenga una cuenta de Netflix, que en estos días es casi cualquiera que tenga acceso a internet. De haber tenido una distribución tradicional, era difícil pensar en una película como Roma en suficientes salas de cine fuera de las especializadas en Ciudad de México. Pero aún ante esta ubicuidad, hay algo que no terminó de cuajar con el público, al menos no al nivel que lo hizo con la crítica especializada fuera del país, quien la coronó por decisión unánime como la mejor película del año. Pareciera que la película fue demasiado cine de arte para el público casual y demasiado hollywoodense para el público que sabe de cine mexicano. Para estos últimos, la película tal vez se sintió como una película mexicana hecha por extranjeros. Aún así, dio gusto encontrarse aquí y allá personas que disfrutaron de la película, pero que no son del todo aficionados al cine independiente; como si se escuchara un eco de misión cumplida. El recorrido de esta película apenas empieza, veremos qué lugar le da el máximo galardón de la Academia Norteamericana, con lo que podría cimentar aún más su lugar en la historia, y de ahí, la siguiente parada es la decisión final en la posteridad del cine nacional.

 

Santiago P.

 

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1. Museo
Director: Alonso Ruizpalacios

 

¡Aguas con Alonso Ruizpalacios! Si con Güeros (2014), su ópera prima, generaba altas expectativas, cuestionamientos e incógnitas sobre la nueva presencia de un realizador distinto en la escena nacional, con su segundo largometraje aclara que no es llamarada de metate, demostrando además, desde una plataforma menos luminosa y parloteada, que hay mucha vida para el cine mexicano afuera de los tres amigos. La libre adaptación sobre el robo al Museo de Antropología e Historia en 1985, y los hechos posteriores al hurto, son solo una puerta de entrada hacia un viaje cuyo eje suelta la realidad, adentrándose en una búsqueda existencial ficticia para la pareja de ladrones (interpretados fabulosamente por Gael García Bernal y Leonardo Ortizgriz). A través de un estilo con mucha personalidad, inundado de juegos narrativos, desviaciones argumentales y un sinsentido generalizado, el realizador abre la puerta a fabulosas ideas sobre la memoria histórica nacional, las problemáticas del pensamiento patriotero y las inquietudes del individuo asfixiado por la urbanidad, hasta tocar tierra en su acercamiento hacia la amistad y la familia, definiéndose así como una obra sobre relaciones. Museo es una joya infravalorada que hemos tenido que encumbrar para evitar que se pierda entre el bullicio provocado por otras producciones de mayor potencia mediática (mal trabajo de YouTube Premium, por cierto, a quien le pertenece su distribución). Pero más allá de estos matices, si las cosas siguen su trayectoria actual, esta película será recordada como una que impulsó aún más la ilustre carrera del relevo generacional de los grandes realizadores mexicanos: Alonso Ruizpalacios.

 

Iver H.

 

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